Nuestro Director Espiritual
Director Espiritual
Juan Antonio Carrera Páramo
Crecer un poquito cada día.
Todos los miembros de
la Sagrada Cena, desde el esplendor y resplandor de la remozada Iglesia de Los
Terceros de Sevilla, pretendemos caminar en la misma dirección para que nuestra
Hermandad siga creciendo un poquito cada día, en fraternidad y en santidad, las
que brotan de la unión en la fe y de la alegría de compartir los dones que el
Señor ha dado a cada uno de los hermanos, compañeros de camino.
El Señor de la Sagrada Cena siempre nos ha bendecido derramando sobre cada uno de nosotros abundantes dones y carismas, y entre todos queremos que den frutos para que no se malogre todo aquello que Él nos ha regalado. El Señor de la Sagrada Cena es el Maestro divino, el camino, la verdad y la vida, el Maestro que nos traza el camino, el itinerario a seguir. Un camino que no comienza ahora, pues tenemos una historia, somos herederos de los pasos que han dejado huella en nuestras vidas para saber hacia dónde vamos, siguiendo también el ejemplo de nuestro queridísimo Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia.
El Director Espiritual es un compañero de viaje, siguiendo las huellas del Maestro divino acompañando a los discípulos camino de Emaús. Por eso os invito a buscarme, siempre que lo deseéis, en medio de este ilusionante proyecto de fe que compartimos para seguir construyendo juntos el reino de Dios desde nuestra Hermandad. Al mismo tiempo también os invito a ser audaces y creativos, a no tener miedo ante todo aquello que nos ayude a evangelizar más y mejor. Hemos heredado un gran tesoro: nuestra Hermandad, un tesoro que debemos conservar, acrecentar y transmitir a las nuevas generaciones, a vuestros hijos y a vuestros nietos.
Aspiro a ser en medio de vosotros un hermano más, un compañero de viaje, un hermano entre hermanos. Son muchos los buenos deseos, como también lo son las limitaciones humanas. Me pongo ante vosotros para todo lo que necesitéis y os pido que este tiempo que compartamos juntos sea un tiempo de salvación, donde podamos sembrar para que otros recojan. Todo bajo la atenta mirada de la Virgen María, Nuestra Señora de la Encarnación y Nuestra Señora del Subterráneo Reina de Cielos y Tierra, con el corazón latiendo por aquella que despierta en nosotros la ternura y el cariño del Maestro divino.
P. Juan Antonio Carrera Páramo, SSP
Director Espiritual